Climatización y calefacción en tu hogar

Para elegir un buen sistema de climatización o calefacción es importante conocer algunos aspectos de nuestro hogar y situación. Deberemos tener en cuenta la zona en la que vivimos ya que no es lo mismo una zona de costa que de interior. Es necesario saber los profesionales que van a hacer las instalaciones y las acreditaciones que estos tienen. Algo que también se debe tener en cuenta es el uso que le queremos dar y lo que queremos gastar.

Invertir en climatización y calefacción puede ser una de las mejores inversiones que hagamos si lo hacemos con criterio, ya que es algo duradero en el tiempo y sinónimo de invertir en nuestra salud.

Tipos de combustible

Para hacer funcionar la calefacción existen distintos tipos de combustibles, encontramos el gas natural, el gasoil y la energía eléctrica.

Las calderas que funcionan con combustible de gas natural, propano o gas ciudad suelen estar orientadas para radiadores de agua. Tienen la característica de que consigue una temperatura muy homogénea en las estancias. Además, tanto su instalación como consumo son económicos.
El precio de las calderas de gasoil es más elevado, sin embargo, es el más común y recomendable para grandes instalaciones por su potencia.
Las calderas de energía eléctrica son muy comunes en España ya que la energía eléctrica es el recurso más cómodo. Sin embargo, el precio de su mantenimiento se ha disparado en el último año.

Tipos de calefacción

Además de combustible, también existen distintos tipos de calderas y sistemas de calefacción. Tenemos que conocerlos para saber cuál nos interesa más en función a su eficiencia energética.

En primer lugar, las calderas de baja temperatura funcionan como una caldera convencional con la excepción de que trabajan a menor temperatura: entre 35 y 45º. Sin embargo, el rendimiento es más elevado, llegando a su 95% de productividad. Asimismo adaptan la temperatura a las necesidades de la instalación en relación con la demanda.
Por otro lado, las calderas de condensación son las que generan agua caliente a baja temperatura, con un alto rendimiento y menores emisiones de CO2. Los beneficios que esto conlleva es una mayor eficacia energética, un mayor ahorro en la factura de la luz y un mayor control sobre su funcionamiento.
Sin embargo, las más utilizadas en hogares y viviendas son las bombas de calor ya que son muy eficientes y reducen todavía más el consumo de energía. Además, tienen una instalación sencilla y pueden emitir aire frío en verano.

Ahora bien, además de las calderas, tenemos que tener en cuenta por qué sistema de calefacción queremos que se emita el calor:

Podemos hacer uso de radiadores de agua que son sistemas fijos que se combinan con gas natural. Su ventaja es que es económico, se calienta rápidamente y el calor tarda en desaparecer.
Los Radiadores eléctricos también tienen una buena eficiencia energética y a diferencia de los anteriores, pueden ser móviles o fijos.
Los Radiadores de aceite en cambio tardan en calentar y su consumo es elevado. Una ventaja es que se pueden encontrar móviles para trasladar a cualquier estancia de la casa.
Por último, el suelo radiante es una técnica que se ha puesto muy de moda gracias a su alto rendimiento y bajo consumo, menor a cualquier otro tipo de calefacción. Sin embargo, cabe destacar que su inversión inicial es de las más elevada.

Hay que tener en cuenta que si no tenemos dudas o queremos algo muy específico, es conveniente que un profesional realice una valoración de nuestra vivienda. De esta manera podrá aconsejarnos sobre la caldera y el sistema de calefacción. En función de las que podríamos combinar según las peticiones y expectativas que queremos que cumpla.

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