La actualidad en temas de construcción y reformas, sin ninguna duda, es conseguir hacer de nuestra casa o nuestro proyecto, bien un bar, oficinas, un hotel… lo más eficiente energéticamente posible.
Cuando decimos eficiente energéticamente no solo nos referimos a un espacio que sea más económico su manutención, mantenerlo caliente en invierno o frío en verano. Sino que la eficiencia energética hoy en día también hace referencia al cable que le echamos al medio ambiente reduciendo las emisiones de CO2 al utilizar electrodomésticos más eficientes.
Llegado el invierno o si está planeando tu calefacción para la próxima temporada, debes saber qué forma de calefacción es más eficiente, ya que vas a hacer una inversión, y se adapta mejor a las necesidades de tu proyecto.
La última tendencia, por ser la más eficiente hasta la fecha es la unión de la bomba de calor, como fuente de calor, y el suelo radiante, como emisor del calor. A continuación, te contamos un poco sobre cada uno para que consigas estar al día y tomar las mejores decisiones para tu proyecto.
Las calefacciones tradicionales y que se han estado instalando durante mucho tiempo, se componen de un emisor del calor a través de una caldera, normalmente de gas, y un emisor del calor, que normalmente se compone por un radiador.
La caldera de gas tiene la función de calentar el agua a 60 o 70 grados centígrados y por un circuito cerrado de agua, esta agua caliente circula por corrientes de convección a través de los radiadores.
Estos radiadores necesitan que el agua esté a 60 o 70 grados para llegar a una cierta temperatura. Pero, por otro lado, con los radiadores el calor en una habitación se distribuye de forma no uniforme, por lo que llegar a calentar todo el espacio puede llevar su tiempo.
La bomba de calor, es la forma más eficiente y responsable con el medio ambiente de emitir calor a nuestra calefacción. Funciona extrayendo el calor del ambiente y potenciando, para calentar el circuito de agua al que va conectado. La eficiencia de esta forma de emitir calor se centra en que no requiere quemar ningún combustible, por lo que nos ahorramos por una parte el combustible, y por otra las emisiones de CO2 del clásico gas. Está comprobado que la bomba de calor es un 65% más eficiente en costes que otros tipos de calefacciones.
El suelo radiante es una forma de sumar eficiencia, los circuitos de este emisor del calor no requieren el agua a tanta temperatura, solo con que esté a 30 o 40 grados es suficiente para funcionar, por lo que no necesitamos calentar tanto el agua y ahorramos esta parte.
Por otro lado, verás que se hace mucha referencia al confort del suelo radiante, y es porque distribuye el calor de forma más uniforme en el espacio, por lo que la calefacción se nota antes en el espacio donde está funcionando, ahorrando el tiempo que los radiadores tardan en calentarse y calentar todo el espacio.
Otra de las cosas a tener en cuenta es que normalmente estos sistemas van conectados a un termostato, programado para estar a una determinada temperatura, por lo que el sistema no suele tardar en calentarse, ya que siempre está manteniendo la temperatura, ni tiene un consumo máximo de arranque.
Puede que algunos rechacen la opción del suelo radiante por la inversión inicial o por la instalación que requiere, pero está comprobado que a medio plazo la inversión se recupera y a largo plazo es un ahorro muy grande para la vivienda y si estás pensando en hacer una obra nueva o una reforma integral, es una buena ocasión para invertir.
Podríamos decir que la unión de estas dos tecnologías de calefacción es la opción más eficiente disponible en la actualidad para calentar nuestro hogar.
Recuerda que si aún tienes dudas, puedes ponerte en contacto con fontanería Marco. Somos especialistas en este tipo de calefacciones y podemos estudiar tu caso y asesorarte con las mejores soluciones.