Con el objetivo de combatir el frío en los meses de invierno, los radiadores son una de las opciones más usadas como herramienta para caldear nuestros hogares. Si bien resultan un elemento cómodo de utilizar, es cierto que no tienen un uso continuado a lo largo del año.
Es decir, son de uso estacional. Por eso, hay que considerar un buen mantenimiento y realizar un purgado anual previo a su uso.
Este proceso es bastante sencillo y en este post te explicamos paso a paso cómo poder hacerlo tú mismo.
Los radiadores de la calefacción utilizan un sistema de circulación de agua caliente. Este circuito comienza en la caldera que es donde se calienta el agua y, mediante una bomba, se propulsa el agua hasta llegar a todos los radiadores.
Por lo tanto, aunque el punto de inicio y generador del calor es la caldera, uno de los elementos clave de todo el circuito es el agua que fluye por ellos. De ahí la necesidad de asegurarnos de no hay ningún elemento que entorpezca la circulación, a través del purgado anual.
Teniendo en cuenta que la circulación del agua a través de los conductos y los radiadores es la clave para que el calor llegue a cada una de las estancias que deseamos, es sumamente importante que nada impida su paso en todo el circuito.
Una de las problemáticas más comunes es la entrada de aire en el circuito. Lo que provoca que no llegue toda el agua que corresponde a cada radiador. En este caso, la caldera necesitará más potencia para alcanzar la temperatura que deseamos en la vivienda, lo que se traduce en un aumento en la factura de la luz, directamente. Además de estar provocando fallos en el funcionamiento del sistema, que influirán directamente en el deterioro futuro de alguna de sus partes.
Así que, presta atención que te contamos qué debes tener en cuenta para evitar estos problemas y, lo que es más importante, pagar más de la cuenta.
Antes de ponerte manos a la obra, prepara un cubo, un destornillador de punta plana y un paño o toalla. Y ahora, sigue estos pasos:
1º Apaga la caldera y espera a que los radiadores estén fríos para empezar la purga. Si el sistema está activado, puede que no consigas eliminar bien todo el aire contenido, debido a la temperatura.
2º Sigue el circuito habitual del agua. Empieza por el radiador que se encuentre más cerca de la caldera y sigue avanzando hasta terminar por el que más alejado esté.
3º Prepara el cubo y el destornillador, y busca la válvula del radiador. Normalmente es una llave que se encuentra en la parte superior del radiador, en uno de los laterales. Se gira con un destornillador de punta plana, si está cerrada, deberás girarla hacia la izquierda. Antes de abrirla, coloca el cubo debajo para recoger el agua que saldrá.
4º Deja que el aire salga. Esto sucederá progresivamente, y se mezclará con el agua que pueda haber entre unas burbujas y otras. Por eso, el chorro no será uniforme. Además, es posible que notes un olor desagradable, debido al agua estancada mezclada con el aire.
5º Espera a que el chorro sea uniforme. La purga del radiador está terminada. En este momento, cierra la llave de nuevo girándola con el destornillador hacia la derecha.
6º Repite este proceso en todos los radiadores, en función de la distancia desde la caldera. Ten en cuenta que, si hay algún radiador que no está abierto porque no tiene uso, no será necesario realizar la purga, ya que no interfiere en la circulación del agua.
7º Comprueba la presión de la caldera una vez finalizado todo el proceso. Si la purga se ha realizado correctamente y ya no queda aire en los conductos, la presión de tu caldera deberá estar entre 1 y 1,5 bares.
Es muy probable que se encuentre entre estos baremos, ya que se trata de un procedimiento sencillo, pero puede ocurrir que no sea así. En este caso, deberás de ponerte en contacto con un servicio profesional para que revisen todo el circuito de forma adecuada.
En Fontanería Marco dispones de un gran abanico de profesionales a tu servicio. Tanto si tienes dudas para realizar el proceso por ti mismo, como si te ha surgido algún imprevisto, ¡cuenta con nosotros!